Disfrutar de una tarde de sol al aire libre siempre es agradable. Acompañada de ejercicio físico puede ser aún mejor. Aunque no pretendan ser deportistas de elite, el deporte cumple muchas funciones en los pacientes asmáticos. Principalmente ayuda a mantener un peso saludable y ejercita los músculos respiratorios.
Con el transcurso del tiempo y el entrenamiento adecuado, se logrará que el cuerpo consuma menos oxígeno, mejorará la frecuencia cardíaca y la presión arterial, optimizando el trabajo del aparato respiratorio.
Adicionalmente, ejercitarse puede mejorar el estado de ánimo. Los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas muchas veces sufren de sus limitaciones y durante el ejercicio se fabrican sustancias llamadas endorfinas que aumentan la sensación de bienestar, dando a la persona fuerza y energía adicionales.
En épocas anteriores los pacientes con asma eran limitados incluso por la comunidad médica. Se recomendaba alejarse de alérgenos como las flores, elegir cuidadosamente las mascotas y evitar actividad fisica extenuante. En la actualidad, es bien sabido que los pacientes asmáticos cuando tienen su enfermedad bien controlada pueden realizar todo tipo de actividad física y vivir una vida plena en cualquier ambiente. Sólo es importante planear un programa de entrenamiento supervisado por un neumonólogo.
Los deportes como el ciclismo y el golf tienen menor probabilidad de desencadenar crisis asmáticas. Otros más intensos como béisbol, gimnasia aeróbica, el baile o el atletismo de corta duración pueden ser buenas opciones. El mayor reto lo tendrán con aquellas actividades que requieran gastar mucha energía sin descansar, como ocurre en el fútbol. Sin embargo, el asma no debe representar un impedimento para realizar aquel deporte que nos guste.
Muchos atletas de alto rendimiento padecen asma, lo que demuestra que, con un buen entrenamiento y el uso adecuado de la terapia inhalada, se puede practicar cualquier deporte, incluso de invierno. Existe una forma especial de broncoespasmo inducido por el ejercicio (antes llamado asma inducida por ejercicio), con un tratamiento particular, pero que tampoco debería afectar las actividades de la vida diaria.
Pese a lo antedicho, es prudente seguir algunas recomendaciones:
En primer lugar, es importante recalcar el adecuado control de la enfermedad (IR A «EVALUACION DE CONTROL»). Los pacientes asmáticos que realizan ejercicio, no deberían padecer crisis ni síntomas que limiten su actividad. De ahí la importancia de consensuar con el médico (IR A «MAPA ASMA ZERO») el plan de entrenamiento y seguir firmemente las indicaciones de tratamiento inhalado. Aún así, es recomendable llevar un dispositivo que contenga un broncodilatador de rápido alivio para utilizar previo a la actividad o en caso de necesidad.
El pre-calentamiento es fundamental para poner a punto al sistema cardio-respiratorio y preparar a los músculos para lo que vendrá. Cuando se entrene en climas fríos, llevar bufanda o pasamontañas e intentar respirar por la nariz. Los compañeros de equipo y entrenadores deben conocer cuando el paciente es asmático dado que así podrán comprender cuando no pueda realizar el entrenamiento y reconocer la presencia de una crisis asmática eventual (IR A «¿QUE ES Y QUE HACER DURANTE LA CRISIS ASMATICA?») .
En resumen, es altamente recomendable que los pacientes con asma sean alentados a practicar actividad física sobre todo en las etapas tempranas de la vida. Nuestro cuerpo se adapta permanentemente a las exigencias que le imponemos y el aparato respiratorio no es la excepción.