- Carmen Espinosa
- Maria Baena
- Noticias Médicas
- 12 abr. 2021
El asma es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta patología inflamatoria de las vías aéreas intrapulmonares no solo deteriora la calidad de vida de los niños y sus familiares, sino que además comporta un elevado coste sociosanitario.
La prevalencia del asma en edad pediátrica en España se sitúa en el 10 %, aunque varía según la zona y las edades. Su diagnóstico es clínico y puede afianzarse por el estudio de la función pulmonar, que supone un obstáculo añadido en lactantes y en menores. De ahí la necesidad de “condensar y facilitar a los profesionales que no son especialistas en asma la información práctica para el cuidado de numerosos pacientes pediátricos en los distintos ámbitos de la asistencia sanitaria”, explica a Univadis España el Dr. Luis Moral, miembro de la SEICAP (Sociedad Española de Inmunología Clínica Alergología y Asma Pediátrica) y coordinador de la nueva guía de la Red Española de Grupos de Asma en Pediatría (REGAP).
El documento de consenso “Asma en pediatría. Consenso regAp”, elaborado por seis sociedades científicas pediátricas y que cuenta con el aval de la Asociación Española de Pediatría (AEP), va dirigido no sólo a los pediatras sino a todos los profesionales sanitarios (médicos en formación especializada, médicos no especialistas en pediatría, enfermeras…).
Novedades en el diagnóstico del asma
El asma no es una enfermedad única sino un síndrome heterogéneo en el que se incluyen pacientes con similares signos y síntomas, siendo el diagnóstico fundamentalmente clínico. Una de las novedades que aporta esta nueva guía del asma pediátrico es que “por primera vez se detallan unos criterios clínicos para el diagnóstico de asma. Se reconoce la importancia de la espirometría para el diagnóstico, pero también sus limitaciones por lo que no resulta imprescindible para realizar ese diagnóstico”, añade el Dr. Moral.
La variabilidad del flujo espiratorio máximo o la fracción exhalada de óxido nítrico son otras técnicas que pueden ayudar en el diagnóstico. El estudio alergológico puede ser útil en la valoración global del paciente, pero no es indispensable para el diagnóstico.
Tratamiento del asma
El objetivo del tratamiento es mantener el asma del niño bajo control y disminuir los síntomas y exacerbaciones, de manera que le permita llevar una vida sin limitaciones. El asma puede ser controlada total o casi totalmente en la gran mayoría de los casos con el tratamiento adecuado.
Otra de las aportaciones del documento de consenso es que “se simplifican los escalones de gravedad, control y tratamiento del asma en tres grupos: asma leve o episódica, que generalmente no requiere tratamiento de mantenimiento; asma moderada o persistente, que necesita un tratamiento de mantenimiento, principalmente con corticoides inhalados; y asma grave o de difícil control, que no se controla adecuadamente con los tratamientos habituales de primera y segunda línea”.
En el caso del asma grave o de difícil control, el Dr. Moral advierte que “se aborda de manera superficial en esta guía, ya que estos pacientes se benefician de una atención en unidades especializadas y son posibles candidatos a la utilización de los nuevos fármacos biológicos”.
Exacerbaciones
Respecto a la exacerbación entendida como un episodio en el que se manifiestan o empeoran los síntomas de asma es importante su identificación y tratamiento precoz. Su tratamiento no ha variado significativamente en los últimos años.
Una aportación novedosa de esta guía es “la clasificación de la gravedad de la crisis de asma en función de dos criterios clínicos fácilmente observables mediante la inspección del paciente, como son la intensidad del trabajo respiratorio, y el grado de afectación de su aspecto general y su comportamiento. Esto facilita la toma de decisiones en el ámbito de urgencias”, apunta el coordinador del grupo de asma de SEICAP.
Sin embargo, uno de los principales problemas con el que se encuentra el médico ante el asma es su control debido a “un inadecuado cumplimiento del tratamiento, ya sea por el uso incorrecto de los dispositivos de inhalación o por la falta de administración regular de los medicamentos de mantenimiento”.
Educación terapéutica
Sin duda, el pilar básico para asegurar la adherencia al tratamiento del asma es la educación terapéutica. En este sentido, es necesaria la formación adecuada de los profesionales sanitarios. “Esta guía pretende ser una herramienta para ese primer paso, aunque puede no ser suficiente y son necesarias actividades formativas interactivas”, apunta el Dr. Moral, para quién también es importante establecer algún tipo de programa para la atención del niño y adolescente asmático en los centros de salud no solo cuando el paciente tiene una exacerbación. Ese no es el mejor momento para valorar y educar al paciente, hay que hacerlo en un estadio más receptivo y con una visión más a largo plazo. La concienciación de los padres en este proceso es un elemento importante para su debido cumplimiento.
Para este facultativo, los principales obstáculos en atención primaria para llevar a cabo esta educación “son la sobrecarga de trabajo, la masificación de las consultas y la dificultad de establecer programas de salud más allá de la atención a los problemas agudos y los programas de niño sano. Y también la falta de estímulos e incentivos para la innovación y la mejora por parte de los gestores”.
El uso de inhaladores es otra de las dificultades a la hora de controlar el asma. Como explica el Dr. Moral “cada edad tiene su complicación y resulta esencial una buena formación para que su uso sea adecuado y, en consecuencia, para que el tratamiento sea efectivo”.
También es importante recordar que uno de los indicadores de buen control del asma es la capacidad del niño para hacer el ejercicio con normalidad. Pero, además, el ejercicio regular es un factor que contribuye al mejor control del asma. “El asma nunca debe ser un impedimento para la práctica del ejercicio y, si lo es, es preciso comprobar el cumplimiento del tratamiento y tomar las medidas adecuadas (educativas, ajustes del tratamiento) para que el asma esté bien controlada y no impida la práctica del deporte”.
Para concluir, el facultativo recuerda que “es muy importante que el pediatra de atención primaria tenga los conocimientos adecuados para instruir y supervisar al niño y al adolescente con asma, asegurando el cumplimiento adecuado y el uso de los medicamentos que sean precisos para obtener el control, ajustándolos a sus necesidades reales, que pueden variar a lo largo del tiempo”.
NOTA: El documento ha sido elaborado también por los grupos de trabajo de asma de SENP (Sociedad Española de Neumología Pediátrica), SEPEAP (Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria), AEPAP (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria), SEUP (Sociedad Española de Urgencias en Pediatría) y AEEP (Asociación Española de Enfermería Pediátrica).